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inéditos |
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reseñas |
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arte | ||||
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Doce
poetas de Costa Rica, Ana Wajszczuk |
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Marina
Yuszczuk
Delfina Muschietti |
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Xil
Buffone Alfredo
Prior La
guerra de los estilos
Un
decir colapsado
Claudia
Groesman León
Ferrari Escrituras | ||||
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magnetos |
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Mario
Ortiz El
ángel izquierdo de la poesía
(antología) Haroldo de Campos |
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Años
Pares | |||
Eduardo Joaquín Escobar. |
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VOX virtual Nº
18. Mayo 2004 - Bahía Blanca,
Buenos Aires, Argentina. Números anteriores: revistavox.org.ar no querés recibirla más: bajavirtual@revistavox.org.ar | ||||||||
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Como
prueba de la buena fe que nos caracteriza nos vemos en la obligación moral de
aclarar que los inéditos de este número no son en realidad muy inéditos, o por
lo menos no tan inéditos como los que acostumbramos publicar. Se preguntarán
¿cómo es un poema más o menos inédito? ¿es un poema del cual sólo se publicó un
fragmento? ¿es un poema que se publicó completo pero por algún indeseable error
de impresión algunos de sus versos, o el nombre del autor, son ilegibles? ¿son
poemas de una edición tan llena de erratas que al propio autor le resulta
imposible reconocerlos? Nada de eso; la respuesta es muy otra: estos poemas son
rigurosamente inéditos en, por ejemplo, Malasia, o Micronesia, pero también en
amplias regiones del continente africano, y en todas y cada una de las
milenarias ciudades de la China casi comunista y, sin ir más lejos, en la
República Argentina y en los paises que integran el Mercosur, esperanza
económica de la región. En rigor, estos poemas son inéditos en todo el mundo
menos en Costa Rica, de donde son oriundos los respectivos poetas, y forman
parte de la antología de doce poetas costarricenses (Alfonso Chase, Osvaldo
Sauma, Ana Istarú, Guillermo Fernández, Jorge Arturo, Luis Chaves, María
Montero, Mauricio Molina, Paula Piedra, Gerardo Cerdas, Alfredo Trejos y
Francisco Granados) que, seleccionada y prologada por Ana Wajszczuk, acompaña el
número 10 de VOX, edición papel, a
punto de ver la luz. Estos poemas, entonces, acompañados por un esclarecedor e
instructivo prólogo, son una muestra de seis poetas o suerte de adelanto para
que vayan degustando a la espera
del libro completo.
Ana Wajszczuk, poeta
argentina, reside en Costa Rica y co-edita junto a Luis Chaves la revista de
poesía joven latinoamericana Los Amigos de lo
Ajeno.
DOCE
POETAS DE COSTA RICA,
o
de cómo hacer dedo por carreteras imposibles / Ana
Wajszczuk
Recorrido
1. Una
antología, de por sí y aunque pretenda erigir alguna suerte de verdad
cristalizada, no puede ser más que un mapa sobre territorios desconocidos: un
ride a través de la poesía cartografiado (el ride, el hacer dedo, nunca la vastedad de big bang
de la poesía) y también el propio deseo poético cartografiado.
No es otra cosa lo que esta pequeña
“ antología” se propone: inventar un mapa y detenerse en las chinches de colores
que marcan destinos o destinaciones, lugares de detención, estaciones de
servicio en el desierto, postas abandonadas, cierta extensión de territorio. Una
cartografía que no intenta reproducir un
estado de cosas ni un informe de la situación, sino que intenta ser, para citar a Perlongher citando a
Guattari, una “cartografía deseante”: un devenir, un recorrido, una travesía,
caminos que se bifurcan o que no conducen a lado
alguno.
De allí
parto: una antología que le sirva al lector para estar “informado” no existe ni
tampoco sirve para nada, una antología que no reconozca el propio deseo poético
al antologar miente o sigue los caminos del canon como verdad
indiscutible.
Porque el
devenir poético no tiene nada que
ver con la información o con el canon, y sí tiene que ver con el deseo.Y para el
deseo no hay mapa posible.
Recorrido
2. Costa Rica fue considerada por sus
pares centroamericanos (de los
cuales se despega con delicadeza y hasta un cierto asquito como Argentina del
resto de Latinoamérica) la bella durmiente poética. Fuera de revistas
importantes a nivel continental
como Repertorio Americano
y algunos nombres de escritores de
la llamada Generación del 40
(Isaac Felipe Azofeifa, Francisco
Amighetti, Eunice Odio, entre otros), muy poco se supo en un continente
de fuertísimas vetas poéticas de lo que se estaba escribiendo en Costa
Rica.
Hoy como ayer, poco y nada se conoce
de la poesía actual de Costa Rica fuera del país (y tal vez es arriesgado, pero
podría escribir: fuera de San José –la capital- poco y nada se conoce de la
poesía que se está escribiendo en Costa Rica). Y poco y nada se conoce de Costa
Rica como país fuera de las imágenes sagradas con las cuales se describe a
sí misma:
Costa Rica es democrática, es ecológica, es educada, es blanca, no tiene
ejército, es el pequeño y amigable país sin conflictos, es la “Suiza
Centroamericana”.
En estas imágenes pensé cuando dudé acerca de si incluir o
no a algunos poetas actuales canonizados como tales (al menos, por el sentido
común: esos que nunca faltan en una lectura y han publicado varios libros y
saltan de un encuentro internacional a otro). No los incluí. También pensé como criterio en
seleccionar sólo poetas novísimos. No lo hice. El
criterio de selección que me pareció
más apropiado a las circunstancias -es decir: elegir pocos poetas y, a
través de ellos, marcar con chinches algunos puntos de caminos intrincados de
una “poesía actual de Costa Rica” prácticamente desconocida en Argentina- fue cruzar a poetas muy diversos entre sí de tres
generaciones distintas para que de sus diferentes poéticas el lector pueda armar
el camino que guste para mirar por la cerradura del discurso qué se está
escribiendo en su buhardilla.
Recorrido
3. Alfonso
Chase y Osvaldo Sauma vendrían a recorrer, en esta cartografía deseante, un camino de nuevas
puertas poéticas para la generación actual. Ambos serían la cara de diferentes
tradiciones: el primero, el poeta-director nacional de cultura; el segundo, el
poeta-bardo.
Ana
Istarú, Guillermo Fernández y Jorge Arturo derivarían por otros caminos: Istarú es una poeta,
actriz y dramaturga cuya obra hace
una afirmación erótica y de género
difícil de pasar desapercibida. Arturo explora el lado del poeta confesional, a
la manera del beat pero a la
centroamericana. Fernández recorrería la tradición lírica a la cual la poesía
tica siempre se vio de alguna
manera sujeta.
Los
restantes poetas, nacidos a fines
de los años sesenta o a principios de los setenta, serían la nueva camada en esta travesía. Luis Chaves, María
Montero, Mauricio Molina, Paula Piedra, Gerardo Cerdas, Alfredo Trejos y
Francisco Granados son los devenires novísimos: los que están rompiendo con los moldes
líricos y retóricos de las
generaciones anteriores, los que hablan al lector en un lenguaje que suena
nuevo en este país, que se
percibe nuevo. Un lenguaje que esfuma fronteras entre
narrativa y poesía y no teme ser
crudo o ser banal, ni a su propia
ironía ni al desencanto ni a no ser
lo que se supone se debe ser como “poeta”.
Un
lenguaje que se nutre de las epifanías cotidianas y de las sensaciones de un
pueblo que se convirtió rápidamente en urbe y hoy corre la carrera globalizada a
la cabeza de Centroamérica.
He aquí,
entonces, algunas marcas en una carretera hecha de pozos y desvíos, ciertos
registros que resonarán o no en ustedes, una mirada sobre un devenir que, como
tal, está siempre en fuga, y como tal, sólo puede retenerse un instante: luego
el mapa se deshace en las manos.
Y entonces
queda el territorio, lo que ninguna antología puede mostrar: lo que sólo se
recorre con el cuerpo propio,
y a golpe de cuchillo a través de la noche.
Alfonso Chase
Hablo de lo que
no se dice (de
El libro de la
patria)
Siempre
fui el marimbero, el boxeador,
el
titiritero, el mendigo.
Nunca supe
la línea perfecta
entre la
razón y la duda. Pecados cometí
en la
soledad de mi sangre. Crímenes
contra la
sombra, gritos sobre el aire.
Siempre
fui el equilibrista
hasta que
me dí de culo contra el suelo.
No pude
subir a tiempo al espectáculo.
Me
cesaron. Desde entonces escribo con palabras
sucias,
contaminadas de cantina, de sombras,
de
madrugadas abandonadas en el quicio
de alguna
iglesia solitaria. Siempre fui
eso que me
tocaba ser: el equilibrista
temblando
ante la cuerda, el domador
adentro de
las fauces. Estuve en la escuela
y nunca
aprendí nada, cuando no fuera
el color
de las montañas, el nombre exacto
de esos
ríos que no veré nunca. Se acabó la fiesta.
Y sigo
golpeando a la piñata, los ojos vendados,
alentado
sólo por el gozo de algunos amigos imprevistos.
Alfonso Chase
(1944). Narrador, poeta y ensayista. Su obra ha
ganado numerosos premios nacionales y distinciones en el extranjero.
Dirigió la Editorial Costa Rica y
en 2001 ganó el Premio Magón, una de
los más importantes del país, por
su trayectoria en el campo de la cultura. Entre sus poemarios de mayor reconocimiento están:
Los reinos de mi mundo (Premio Nacional de Poesía en
1966), Cuerpos (1972), El libro de la patria (1976), El tigre luminoso (1983) y Jardines de Asfalto (1994). Fue Director
Nacional de Cultura y ocupó diversos cargos
oficiales.
Osvaldo Sauma
Latitud
cero (inédito)
Justo en
la mitad del mundo
Las
nubes
Perros del aire
Viajan
directamente al sur
Nubes que
Michaux amó
Como se
suele amar a los lobos
Esos
pastores fieles de las montañas
En
medio de la cintura del
mundo
En el
punto cero cero cero
Donde
convergen el yin y el yang
Hay un
hombre dividido
Entre una
línea
imaginaria
Y los
rayos perpendiculares
Que deja
caer el sol
Aquí
Sobre estas cimas
Donde la
razón trazó sus coordenadas
Y orientó
el desasosiego de su miedo
Aquí en el
Ecuador
Hay un
hombre fervoroso
Cantándole
al ombligo de la Tierra
El antiguo
canto de su pequeñez
Osvaldo Sauma
(1949).
Poeta y profesor del Bachillerato
en literatura del Conservatorio Castella (San José de Costa Rica).
Ganó el Premio Latinoamericano EDUCA 1985
con su libro Retrato en
familia. También ha
publicado los poemarios Las huellas del desencanto (1982), Asabis (1993), Madre nuestra fértil tierra (1997,
coautoría con Freddy Jones) y Bitácora del
Iluso (Ediciones Perro Azul/ ICI, 2000). Ha compilado numerosas antologías de
poesía latinoamericana y en dos ocasiones ha sido el productor del Encuentro
Latinoamericano de Poesía del Festival Internacional de las Artes en Costa
Rica.
Jorge Arturo
IV (de
Perrumbre)
todo está
bien
el girasol
es girasol
la calle
calle
el cuerpo
navega entre miradas
el autobús
se tarda
pero te
veo
en la
repentina ventanilla
que
siempre va donde no voy
entonces
el girasol
es un mordisco en manos de algún ciego
la calle
una lápida sobre mi frente
mi cuerpo
un mapa de mí que no conozco
y el autobús un túnel sin
regreso.
Jorge Arturo
(1961). Tiene publicados los libros de poesía
Se alquila esta ventana (1988), Un paraguas llamado Adrián (Ed. Ministerio
de Educación Pública, 1989), El blues del
aprendiz (Ed. UCR, 1992), Perrumbre (Ed. Alambique, 1994), V (Poemario colectivo, Ed. Alambique,
2000) y De un solo lado (Ed.
Alambique, 2001). En narrativa publicó, entre otros, La Hoguera Verde (Ed. Alambique, 1998).
Integró y
co-dirigió el colectivo y revista Kasandra, y es miembro fundador de
Editores Alambique.
Guillermo
Fernández
Eres la criatura más triste que
explora mi corazón.
Ojos de quejas
ávidas
y manos que no toman el debido
voltaje.
en tu bello vaso de
falsedad.
Sonrisa que diriges con
cautela.
Como si alguien violara tu
jardincillo generoso
y
abrileño.
Me haces exclamar perdón,
perdón
sin que nadie lo exija de mi rostro
embozado.
En el fondo no puedes
dormir.
Siempre hay algo que hace falta.
Rúnico.
Algo sin altura a nuestra propia
puerta.
Nada es más triste que verte
fingir
que no eres de este
reino
donde yo me visto de santo
salvaje.
Guillermo
Fernández (1962). Publicó La mar entre las islas (Ed. Costa Rica,
1983), Atrios (Ed. Costa Rica,
1994) y Estocada final (Ed. Costa
Rica, 1997). Con este último poemario ganó el Premio de Poesía de los Juegos
Florales de Guatemala en 1996. Ese año recibió el
Premio Nacional de Poesía.
Gerardo Cerdas
Vega
Si bajaras hasta
el Reino de las Sombras...
(inédito)
para Melania,
después de todo
Si bajaras hasta el Reino de las
Sombras
para encontrar el primer día
de tu
primera infancia
y queda cerrada la puerta entre la
memoria
y el
silencio.
Si las imágenes fueran separándose
a toda
velocidad,
como un
bordado,
¿qué preguntarías?
Gerardo Cerdas
Vega (1974).
Poeta y estudiante de sociología.
Es miembro del consejo editorial de Editores Alambique. Publicó en poesía
La imagen calcinada (Ed.
Alambique, 1997) y El círculo de
fuego (Ed. Alambique, 2000). Sus textos han sido publicados en
diversas revistas nacionales.
Paula Piedra
Usted no entendió
nada
Yo quería
dibujarte mi país,
anotar mi
dirección en el revés de una factura.
Que viéramos
juntos el último amanecer,
verte
recorrer, de espaldas el tramo hacia el avión.
Tal vez fue
todo culpa de una hamaca,
por
incómoda,
o la lluvia
que te dejó atrapado en mi automóvil,
o porque soy
muy guapa,
entonces te
asustabas.
Pero
no hubo
tiempo para memorizar tus manos,
la marca de
jeans que usás,
ni la manera
de articular tus labios cuando besan.
Hubiera
querido tener una hamaca cómoda,
ver el
último amanecer que nos quedaba,
pelearnos,
preguntarte
el segundo apellido.
En
vez de las rondas
(para
mi hermano)
Nunca hubo luz en el
rincón
que separaba mi cuarto con el
tuyo.
Por eso queríamos
construir un túnel
en lo alto de nuestros
clóset.
Montarnos allá
arriba,
dejar abajo la
inundación,
a padre y madre
flotando.
Paula Piedra
(1976). No
tiene libros editados. Sus poemas fueron compilados en diversas antologías de
nueva poesía costarricense. Los textos para esta antología pertenecen a su libro
Ejercicios mentales, de próxima
aparición.
Reseñas
La
poesía, ese beso
/ Marina
Yuszczuk
Olivos / Delfina
Muschietti
Libros del
Rojas, Buenos Aires, 2002
1. Olivos se
abre al mismo tiempo al otoño y al dolor, pero a la vez, en los primeros versos
del primer poema se despliega una serie de recursos que ponen al lenguaje en
primer plano, y que permiten hacerse una idea de la propuesta del
libro:
ha llegado el viento
aunque este
otoño
será más cálido,
dicen las noticias:
un
cielo pálido
raspa viejas heridas
las nuevas a la espera
se
abren frescas
vívidas.
Esta reseña
intenta demostrar que la intensidad de los versos de Delfina procede en parte
del uso del sonido y de la presión que lo fónico ejerce sobre el significado.
(Besar: tocar con los labios suavemente
alguna cosa, según el Diccionario Enciclopédico Salvat, y agrego yo:
ejercer cierta presión con los labios, porque un beso sin presión, como se sabe,
es necesariamente sospechoso).
2. En el
primer poema, esa rima entre “cálido” y “pálido” plantea al nivel de la forma
una correspondencia casi exacta entre dos palabras de sentido casi opuesto (en
la medida en que “cálido” remite al calor, mientras que “pálido” se asocia al
frío), lo que produce un efecto de extrañamiento de las dos palabras entre sí,
parecidas y diferentes a la vez. Por otra parte, la semejanza fónica hace que se
transfiera algo del sentido de cada una sobre la otra, y da lugar a percepciones
nuevas: leemos sobre un otoño cálido como una buena noticia pero inmediatamente
un cielo pálido viene a disputar con esa imagen; los ecos de cada palabra quedan
trabajando sobre la otra, y el otoño de las hojas doradas de pronto es ambiguo.
Pero enseguida se instala un contraste en ese cielo pálido que sin embargo
“raspa viejas heridas”; la idea de que un cielo con esas líquidas que se
deslizan en la lengua pueda raspar introduce una sensibilidad exasperada y un
cuerpo vulnerable al que el más mínimo toque, aún el toque líquido de esas eles,
podría lastimar, pero que aún así no puede dejar de estar abierto a los efectos
del dolor. El sonido establece conexiones entre las palabras (“pálido”-“raspa”) pero a la vez las tensa, volviendo
esas relaciones problemáticas. Por último, las aliteraciones en los versos
finales del fragmento (“las nuevas a la espera/ se abren frescas/ vívidas”)
repiten la operación de tensión y extrañamiento, porque si por un lado las
heridas recién abiertas se imaginan calientes, la semejanza entre “frescas” y
“abren” parece sugerir cierta lógica en la proximidad de esas palabras; la
semántica aparece sometida a la presión del sonido a lo largo del libro, y la
emoción, a la mesura rigurosa del verso, como en el tajo de la herida
materializado en ese acento de “vívidas”.
3. Un beso
tiene que ver con presión de los labios y/o la lengua sobre determinada materia
que ofrece más o menos resistencia. En Olivos, la materialidad del lenguaje
presiona sobre el dolor y la experiencia con versos que piden ser, más que
dichos, pronunciados. La poesía se convierte en un intento de apropiarse del
dolor nombrándolo, llevándolo a la boca, pero también en una operación que
construye una memoria del instante, de la felicidad efímera, mediante el mismo
procedimiento. La mirada descentrada, “fuera de foco”, persigue la precisión al
captar el roce de un brazo o el movimiento de la luz, porque tanto en uno como
en otro se deposita la memoria. Hay dos elementos que parecen tender líneas
entre distintos momentos y lugares (que pueden proceder tanto de la experiencia
vivida como de la experiencia de la lectura), por las que algo se cuela del
pasado, para curar o continuar doliendo: por un lado el detalle, muchas veces
ligado a los sentidos, como la silueta de luz que recuerda a la virgencita que
brillaba en la mesa de luz del cuarto de la infancia, y por otro el dolor, como
esa herida de los quince años que “sigue subterránea”. La mirada, como esa casa
dispuesta en ele de uno de los poemas, que “expande ilumina”, empuja los límites
de la experiencia, intenta rescatar lo que sana y conocer lo terrible para
alcanzar, aún en el dolor, cierta armonía, porque también hay un saber del
dolor, así como hay un saber del cuerpo, del recuerdo y del sueño, de lo
amenazador y del amor, todos ellos sometidos a un proceso de exploración a
través del lenguaje que en esa operación se vuelve, como el beso, un “contacto
de los labios/ más allá de cada centímetro/ de cuerpo desbordado/ negándose su
propio límite/ imprevisible”.
ha llegado
el viento
aunque este
otoño
será más
cálido,
dicen las
noticias:
un cielo
pálido
raspa viejas
heridas
las nuevas a
la espera
se abren
frescas
vívidas.
¿se beberá
el dolor
aquí
sin esa
boca
en el color
fuerte
de la Santa
Rita
cayendo sin
pausa
sobre los
tapiales
de
Olivos
y Entre Ríos
y la Villa
Recchi
y aquella
esquina
con el muro
doblado
en
glicinas
de la Roma
de Pasolini,
florecida
siempre más
allá
de cada
puntual primavera?
en el
instante del sueño
el ojo fuera
de foco
sobre las
espaldas
en el agua
del río
la luz
puntillista del atardecer
en San
Antonio:
“hace quince
días apenas
no la
conocía”
***
fuera de
foco
de la razón
el ojo
a mi lado se
cierra
a la escena
de la siesta
se abre a la
luz
de su cámara
oculta de luz:
el cuadro
sigue esa boca
velada más
lenta que la imagen
veloz
misteriosa
en el
corazón de su propio designio
de su propia
carne florecida
en pétalo
suave de rubíes
y
espejados
cristales
negros ¿de dónde vienen?
¿cómo
aparecen así sin anunciarse
regresando?
¿no sentís ese
olor a vos
como un
alucinógeno?
¿ese
contacto de los labios
como un
desprendimiento
fugaz del
universo
suspendido
en el espacio
más allá de
cada centímetro
de cuerpo
desbordado
negándose su
propio límite
imprevisible?
***
el otoño
este domingo
Semana
Santa
findesemanalargo
su olor para
atrás
se
angosta
en esplendor
luminoso
el
cielo
anuncia su
fin de azul
su oscuridad
a las
cinco de la
tarde
en cuartos
cerrados
las
familias
hay que
estar bien parada
para
soportar
la
inminencia del frío
un brazo se
tiende
hacia el
costado
sostenerse
aunque
crepiten las hojas
de los
árboles y se muevan
en
diferentes tonos de amarillo
hasta el más
pálido
el olor
duele
en su
afinamiento
casi se toca
único
esa
respiración a eucaliptos
de la siesta
de otoño
que se va
arde
por otros
verdes
se espera
hasta exhaustos
ver que
termina agosto
para volver
a sentir el pecho
expandirse
en el puente
sobre las vías del tren
la
enredadera
cuando se
camina por Olivos
empiece otra
vez
a subir
alta
vuelva a
florecer
***
juegan a la
mancha
mientras el
sol cae
miro
aletargada
repentinamente
me dobla
Eugenia
en el perfil
de la tarde
yo me
desdigo
de mi
cuerpo
me
pliego
al suave
contorno
tornasolado
de su
brazo
quizás sea
el pelo
los ojos
una esfumada
textura
en la curva
de luz
ciertos
detalles
móviles
requiere
indagación
estética
sacudo la
cabeza
ella se
distancia
inapelablemente
ella
dorándose
a las 7 de
la tarde
hasta los
pájaros repiten
esas voces
enigmáticas
la luz en
noviembre
un juego
apenas
de la
memoria
O
cartón mais grande do mundo / Mario Ortiz
El ángel
izquierdo de la poesía (antología) / Haroldo de Campos
Eloísa Cartonera, Buenos Aires,
2003
1. Este
volumen doble que nos ofrecen los muchachos de Eloísa es un objeto cultural
extremadamente valioso que es necesario salir a comprar ya mismo, y no digo esto
por un snobismo pequeñoburgués que quiere calmar su mala conciencia social
apoyando el trabajo de los sufridos cartoneros que recolectaron y armaron con
sus manos estos libros (más adelante hablaremos de esto). Hay que comprar estos
libros porque Washington Cucurto (su editor) nos ofrece un material literario de
primer nivel, y digo más - porque los textos de primer nivel a veces pueden ser
aburridos - nos ofrece un material verdaderamente apasionante. Y que el resto
haga lo que quiera o pueda con su conciencia.
2. Una vieja
imagen popular satiriza a los brasileños para los cuales todas sus cosas son las
más gigantes del mundo, como el Maracanâ, el Matto Grosso, la extensión de un
país inconmensurable, etc. Lo que sí es cierto es que Haroldo de Campos (1929-2003) es una de
las figuras intelectuales "mais grandes do mundo" o por lo menos de
Latinoamérica. Fundador junto con su hermano Augusto y Décio Pignatari del
movimiento de poesía concreta hacia los años '50, traductor, crítico
literario, su figura se puede
asociar a la de Ezra Pound: alguien
que se mueve ágilmente entre estas distintas facetas de la literatura; poetas
que no conformes con desarrollar su propia poesía, realizan una actividad
incansable de animación cultural, de puesta al día del campo literario, de
búsqueda incesante en todas las tradiciones estéticas (arcaicas o
contemporáneas, nacionales o universales) que puedan aportar al desarrollo de la
poesía en su país. Igual que Pound, sus traducciones son verdaderas
re-creaciones o, como él las llamaba, "transcreaciones"; igual que Pound,
trabajó los autores más disímiles: Homero, Cavalcanti, Dante, Maiakovski,
Leopardi, Girondo, Vallejo, Lugones, Bashô, etc. Reformuló el canon literario
brasileño al reubicar al barroco Gregorio de Matos, a Soussândrade (S. XIX) y
Oswald de Andrade, y no se mantuvo encerrado en el reducido círculo de la
cultura letrada, sino que también extendió su actividad a la música popular,
como lo demuestra sus colaboraciones con Caetano Veloso.
Igual que
Pound, Haroldo también se vinculó activamente a la política, y aquí una marcada
diferencia con el maestro norteamericano: Haroldo, comprometido con la
izquierda, militó en el PT, apoyó a Lula y tuvo tiempo de desencantarse de él
antes de partir de este mundo. Precisamente, este volumen de los cartoneros
reúne una buena muestra de su poesía política, en una extremadamente cuidada
edición crítica bilingüe a cargo de Gonzalo Aguilar. Los poemas están traducidos
por un "dream team" integrado por Arturo Carrera, Daniel G. Helder, Roberto
Echavarren, Reinaldo Jiménez y Andrés Sánchez Robayna. El volumen 2 cierra con
dos textos-homenaje escritos en ocasión de la muerte del poeta, uno de Jorge
Schwartz publicado en el suplemento Radar /
libros, y otro de Augusto de Campos.
La
proximidad del portugués y el castellano permite que uno pueda leer fácilmente
los poemas en ambas lenguas y ver así el oficio de Haroldo. Por ejemplo, en el
poema "servidão de passagem" (Servidumbre de paso) leemos en uno de los
dísticos: "homem soco / homem saco // homem mó / homem pó", que Gonzalo Aguilar
traduce "hombre porra / hombre bolsa
// hombre muela / hombre molido" Obsérvese el trabajo que Haroldo hace
sobre sobre los términos paralelos "mó/pó" que al mismo tiempo son antitéticos,
resumiendo en dos versos secos y breves como una consigna política el
antagonismo explotador / explotado.
El
anteúltimo poema compilado "circum-lóquio (pur troppo non allegro) sobre o
neoliberalismo terceiro-mundista" temáticamente podría haber sido escrito en la
argentina menemista, lo cual revela en clave poética el paralelismo ya no sólo
de términos, sino también de procesos político-económicos (recuerden el rostro
de galán fashion de Collor de Mello más o menos de la misma época que la
"Feyari" de Carlitos)
Poemas, en
fin, que nos acercan a un Brasil bien distinto de la imagen unívoca -
acrecentada adrede por el turismo - de un carnaval perpetuo y fiestita del
desenfreno sexual. O dicho de otro modo: existe el carnaval, pero también existe
la realidad de un país que fue uno de los últimos en abolir la esclavitud, que
padeció décadas de dictadura militar desde que el mariscal Castelo Branco
derrocara a João Goulart en 1964, un país que creó los fatalmente recordados
"escuadrones de la muerte". Otra vez: el carnaval no desdice la existencia de un
hiper consevadurismo económico. Y los poemas de Haroldo están para recordar todo
esto (a mí por lo menos) a través de uno de los cruces entre poesía y política
más intensos y mejor logrados como en los mejores momentos de L. Lamborghini o
de Enrique Lihn.
3. Concluyo
con unas notas para la polémica. La editorial Eloísa cartonera armó un cierto escándalo
en el mundillo literario, y no es para menos. Diseñar un catálogo selecto para
libros armados por cartoneros, a precios irrisorios, y que por esto mismo se
transforma en un éxito de ventas puede ser visto como algo más que un
emprendimiento editorial novedoso: es una forma de intervención cultural, o al
menos de gran espectáculo. Es cierto que puede provocar recelos y aprehensiones
por parte, inclusive, de muchos intelectuales progres para quienes todo esto no
es más que un gesto populista destinado, en el peor de los casos, a provocar
movilización y revuelo a partir del drama económico argentino. Edgardo Russo, en
un reportaje publicado en Radar /
libros, fue uno de los más explícitos al respecto: para él esto es un
snobismo, un "gesto sin retorno" de intelectuales que no padecieron ni padecerán
jamás el hambre.
Como dije
arriba, hay una cierta dosis de espectáculo: tengo en mis manos los libros de
Haroldo, difíciles de abrir, con los colores chillones de una caja de botellas
de lavandina. Pero también veo aquí algo que me interpela y que me hace pensar
en las condiciones y límites posibles de nuestras prácticas culturales: en
Eloísa veo en todo caso un
fenómeno extremo de las reales condiciones materiales en que se mueve un
producto tan marginal como la poesía, y que ha hecho florecer toda clase de
editoriales alternativas más o menos artesanales que tienen una distribución
nula fuera de la ciudad donde se editan los materiales en cuestión.
Todos
sabemos que el panorama literario argentino en su aspecto puramente material y
económico es sumamente árido: becas de incentivo a la creación y concursos
jugosos que en otros países se encuentran hasta debajo de las baldosas, aquí
brillan por su ausencia, a lo cual se suma que las tradicionales editoriales
nacionales fueron vendidas a redes extranjeras no siempre interesadas en
arriesgar dinero a favor de las propuestas literarias más arriesgadas.
Así, por
poner un ejemplo cualquiera, un chabón está un año y 1/2 o dos frente al teclado
invirtiendo horas culo/silla para escribir una novela que, si bien no es
Finnegans Wake, apuesta a su
riesgo verbal. Este chabón tiene que esperar su buena cantidad de tiempo para
que pasen su informe los lectores de una editorial medianamente importante, y
con suerte otros dos años para que la publiquen en su catálogo. Ante este
panorama, las editoriales alternativas y los autores seguirán sacando sus libros
por simple necesidad de poner en circulación rápida su material, y los sacarán
en cartón o si es necesario - cacata carta
- en papel higiénico y con huevitos de pascua de obsequio para
incentivar su sompra si también fuese necesario: "la vida se abre paso", decía
Bergson (o algo por el estilo).
El proyecto
Eloísa con su aire aspamentoso y
farolero nos está interpelando, y creo que pecaríamos de estrechez si nos
quedamos en fenómeno y desatendemos esa interpelación.
Haroldo de Campos
/ circum-loquio (pur troppo non allegro) sobre el neoliberalismo
tercermundista
traducción de Arturo
Carrera
laisser
faire laisser passer
1.
el
neoliberal
neolibera:
de tanto
neoliberar
el
neoliberal
neolibérase de
neoliberar
todo aquello que no sea
neo(leo)
libérrimo:
la libre parte del
león
neolibera la vejación de la
oveja
1.
o
neoliberal
neolibera:
de
tanto neoliberar
o
neoliberal
neolibera-se
de neoliberar
tudo
aquilo que nao seja neo (leo)
libérrimo:
o
livre quinhao do leao
neolibera
a corvéia da ovelha
2.
el
neoliberal
neodelibera
qué
neoliberar
para los no
neoliberados
¿el
labe?
¿el
libelo?
¿la librea del
lacayo?
¿la argolla de la
galera?
¿el vientre
libre?
¿la muerte
libre?
¿el morfi
escaso?
¿el plato
raso?
¿la comunión del
atraso?
¿la excomunión de los
excluídos?
¿el mañana sin
fe?
¿el café
recalentado?
¿la caída en lo
enroscado?
¿en la alpargata del
pie?
¿en el piso del
pie?
¿gusanillo del pie
bello?
¿la razón de lo
plebeyo?
2.
o
neoliberal
neolibera
o que
neoliberar
para os
nao-neoliberados:
o labéu?
o
libelo?
a libré do
lacaio?
a argola do
galé?
o
ventre-livre?
a
bóia-rala?
o prato
raso?
a comunhao do
atraso?
a ex-comunhao dos
ex-clusos?
o amanha sem
fé?
o café
requentado?
a queda em
parafuso?
o pé de
chinelo?
o pé no
cháo?
o bicho de
pé?
a racao da ralé?
3.
en el cielo neón
de lo
neoliberal
ángeles-yuppies
mofletes color
bife
privatizan
la rosácea del
paraíso
de
dante
en cuanto comen fast
food
y súper
(visionarios)
miran
con ojo
magnánimo
los
lados
(fluctuantes)
del
cambio:
mientras el
no
-neoliberado
come
pan
con
salame
(cuando
come)
él
duerme
soñando
con griferías de
oro
y el hidromasaje color
ámbar
de su
neo-
mansión en
miami
3.
no céu
neon
do
neoliberal
anjos-yuppies
bochechas
cor-de-bife
privatizam
a rosácea do
paraíso
de
dante
enquanto
lancham
fast-food
e
super
(visionários)
visam
com olho
magnanimo
as
bandas
(fluctuantes)
do
cambio:
enquanto o
nao
-
neoliberado
come
pao
com
salame
(quando
come)
ele
dorme
sonhando
com torneiras de
ouro
e a hidrobanheira
cor
de
ambar
de sua neo
-
mansao
em miami
4.
el centro y la
derecha
(des)
conversan
sobre lo
social
(cuestión de
policía):
el desempleo es un
mal
coyuntural
(conjetural)
pues en el cielo de la
estadís-
tica el
futuro
se decide por la
ley
de los grandes
números
4.
o centro e a
direita
(des)conversam
sobre o
social
(questao de
polícia):
o desemprego um
mal
conjuntural
(conjetural)
pois no ceu da
estatís-
tica o
futuro
se decide pela
lei
dos grandes
números
5.
el
neoliberal
sueña un mundo
higiénico:
un ecúmeno de
ecónomos
de economistas y
aseguradores
de corredores de
bolsa
de
gerentes
de
supermercado
de jefes de
industria
y
latifundistas
de
banqueros
banquiplenos
o
banquirrotos
(¿qué
importa?
mientras
circule
auto-regulante
el
necesario
plusvalioso
numerario)
un mundo
ejecutivo
de
mega-empresarios
duros y
puros
muelas sin
dolor
más atentos al
lucro
que al
salario
solitarios (en el
cáncer)
antes que
solidarios:
un mundo donde
dios
no juegue a los
dados
y donde todo dure por
siempre
y siempremente nada
cambie
un
confortable
estable
confiable
mundo
contable
5.
o
neoliberal
sonha um mundo
higienico:
um ecúmeno de
economos
de economistas e
atuários
de jogadores na
bolsa
de
gerentes
de
supermercado
de capitaes de
indústria
e latifundários
de
banqueiros
- banquiplenos
ou
banquirrotos
(que
importa?
dede que
circule
autoregulante
o
necessário
plusvalioso
numerário)
um mundo
executivo
de
mega-empresários
duros e
puros
mós sem
dó
mais atento ao
lucro
que ao
salário
solitários (no
cancer)
antes que
solidários:
um mundo onde
deus
nao jogue
dados
e onde tudo dure
para sempre
e
semprem
6.
(a
contramundo
el
mundo de ningún
modo
-mundo
perro-
de los
desheredados:
el
antihigiénico
guetto de
los
sin-salida
de los excluídos por el
dios-sistema
caña
triturada
por la
molienda
por la rueda
dentada
de los
abandonados:
un
mundo-pésames
de
pequeños
ciudadanos-menos
de
gente-ganado
de
civiles
subserviles
de
pueblo-carga
sin lugar
marcado
en el campo de lo
posible
de la economía de
mercado
(donde mercurio sirve al dios
garrapatas)
(a
contramundo
o
mundo-nao
-mundo
cao-
dos
deserdados:
o
anti-higiénico
gueto
dos
sem-saída
dos excluídos
pelo
deus-sistema
cana
esmagada
pela
moenda
pela roda
dentada
dos
enjeitados:
um
mundo-pesames
de
pequenos
cidadaos-menos
de
gente-gado
de
civis
sub-servis
de
povo-onus
que nao tem lugar
marcado
no campo do
possível
da economia de
mercado
(onde mercúrio
serve ao deus mamonas)
7.
el
neoliberal
sueña un
admirable
mundo
fijo
de argentários y
multinacionales
terratenientes terrapotentes
coroneles políticos
milenaristas (cooptados) del
perpetuo
status
quo:
un mundo
privado
palacio de
cristal
a prueba de
balas:
bunkerblau
durando para siempre - fiesta
estática
(aunque se sustente sobre
fictos
palafitos
y éstos sobre una
lata
de
basura)
o
neoliberal
sonha um
admirável
mundo
fixo
de argentários e
multinacionais
terratenentes
terrapotentes coronéis políticos
milenaristas
(cooptados) do perpétuo
status
quo:
um mundo
privé
palácio de
cristal
á prova de
balas:
bunker
blau
durando para
sempre - festa estática
(ainda que
sustente sobre fictas
palafitas
e estas sobre uma
lata
de
lixo)
Poema publicado originalmente en el
periódico Folha de Sao Paulo en
el año 2002.
Arte
MNBA, Buenos Aires
Vi la muestra de Prior, qué
silenciosa, qué blanca.
Qué puesta más oriental. La sala era
como una partitura gigante.
Qué
fría.
Divinos los paisajes y ese corso de
caritas (tan “munch con resfrío”).
“Posicionar analíticamente cercos y
biombos son medios para deslumbrar al enemigo y ponerlo en duda”. (Sun
Pin)
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“Formaciones sólidas y batallones
masivos son los medios por los cuales atacar la fuerza feroz de un enemigo”.
(Sun Pin)
g
g g g g g g
g g g g g g
g g g g g g g
g g g g g g
g
g g g g g g
“La batalla de
Anghiari” Mixta sobre papel ( cinco líneas de siete hojas c/u clavadas al
muro)
“Cuando el camino es espinoso y
demasiado frondoso, utiliza una formación en Zigzag”. (Sun
Pin)
n
n
n
n
n
n
n
n
n
n
n n n
n
n
n n
n
n
n
n
Esquema de “El cruce de
los Alpes 2000-2002”.Acrílico sobre 21 discos de
vinilo.
Dentro de los círculos hay un aire
azulado, palidez a oscuras, con ojos grandes y bocas
tensas.
En torno a este despliegue de
infinitos retratos minúsculos hay una historia muy
larga.
Hace 500 años, en pleno Renacimiento
italiano, los florentinos le encargaron a Da Vinci la representación de “la
batalla de Anghiari” para el Palazzo Vecchio di Firenze. Asimismo pidieron a
Miguel Angel Buonarotti (aquel joven florentino que esculpió al David),que
pintara otra batalla en el muro de enfrente.
Nunca se realizaron tales frescos,
pero esas obras (y por sobre todo: esa disputa) marcó a la generación de sus
contemporáneos y las subsiguientes.
Leonardo bocetó un cartón que luego
una tormentosa lluvia desintegró. Se libraba por entonces una batalla fatal de
lo denso conquistando a lo difuso: lentamente agonizaba el
renacimiento.
Concluyendo, cierra otro testimonio
escrito:
“El
6 de junio de 1505, viernes, hacia la una comencé la pintura en el palacio, y el
cartón se perdió. El agua se
derramó como un vaso roto y súbitamente el tiempo empeoró aún más y una gran
lluvia cayó hasta el anochecer...y estaba tan oscuro como la noche”.
L.D.V.
Un
decir colapsado /
Claudia
Groesman
León
Ferrari / Escrituras
Las líneas
de Ferrari describen las emanaciones de un cuerpo que se sitúa en el borde mismo
de un decir colapsado, dibujando la trayectoria de su propia avidez, mostrando la desgarradura en su devenir
gesto, presencia volátil que se revela a toda fijeza y se
busca sin querer asirse,
componiendo tramas como carnalidades de una emoción liberada a su propio
movimiento, condensaciones que enmarcadas restituyen su capacidad de eternizar
el rapto.
Las
palabras se ofrecen como materia de un pensamiento musical, participan del ritmo
que las constituye como apariciones accidentales que acceden repentinamente a
una significación.
La
naturaleza del signo lingüístico resurge como sustancia residual de un código
extrañado, perforado por los avatares de la historia, y desde el fondo sonoro de
su perplejidad construye nuevos territorios, atravesando el espesor de un eco
que irradia su necesidad de
comunicar.
VIII
Bienal Internacional de Pintura - Cuenca
/ Ecuador
La
Argentina estuvo representada por el trabajo del grupo Escombros y una
retrospectiva de Victor Grippo . Fue curadora para nuestro país, Uruguay y Paraguay Mercedes Casanegra. Perù
estuvo representado entre otros por la video-instalación Dos de Carlos Runcie-Tanaka que se
presento acompañada de las texto de Jorge Villacorta Chaveque reproducimos a
continuación .
Entre las formas de escritura
imbricadas en ella están el registro videográfico, que en este caso es
audiovisual de un modo primordial; y el trazo caligráfico-pictórico, que podría
ser la marca autoral y, sin embargo, no entraña ninguna clase de subrrayado
jerárquico. Una tercera escritura, que podría ser descrita como propia o no de
la escultura, involucra un mínimo de acumulación de materia bajo el aspecto que
tiene cuando es extraída de la naturaleza
y que desde la ocupación central del espacio deriva su fuerza de la
dimensión horizontal y se impone desde allí con simplicidad y extrañeza a todo el orden tridimensional, aun
cuando es casi imperceptible volumétricamente.
Sonidos y silencios elementales
alternan en la escritura videográfica, asociados a la imagen virtual de manos
que pliegan y dan forma en papel a una representación de volumen peculiar,
clásica del origami –arte japonés del plegado de papel-, y de manos que palpan
el sillar -blanca piedra del sur de los Andes peruanos-, la golpean y rompen
para descubrir una forma esferoidal inscrita en ella. En la luz y la sombra del
espacio de la instalación, la música de la piedra y del papel acompaña la huella
y el resultado material de acciones humanas que guardan un enigma por semejanza
con el ritual y sus signos, y buscan responder a una necesidad personal de pacto
con el mundo: de afirmación de actos plenos de gratuidad que tienen lugar en el
tiempo y de aceptación de las contingencias de las que está hecha la vida.
Todo ello configura una dimensión
poética en la cual el objeto hallado en el ámbito natural, extraído con ingenio
para satisfacer el deseo de contemplarlo y poseerlo en colección, dialoga
agudamente con el objeto fabricado por artificio, con las manos. La naturaleza ,
en esta obra de Runcie-Tanaka, sorprende al aparecer como depositaria de un
objeto sin autor que, oculto en el silencio de los tiempos, envía sus señales y se hace visible para
confundir al hombre ansioso, ávido de lo nuevo.
Jorge Villacorta
Chávez
La
inmaterialidad del Texto.
Eduardo
Joaquín Escobar.
Alexander Rostowsky, nace el 24 de abril de 1889 en Ivanovskoe, a pocos kilómetros de Leningrado. Es el cuarto hijo varón de una familia campesina numerosa emigrada de la Alta Silesia a principios del SXVIII.
El
1906 la familia se traslada a Moscú. Asiste al colegio Arsenieva para después estudiar dos años en la
Escuela superior de Artes Aplicadas de A.S. Alfierov, en donde se gradúa hacia
1909.
Ese
mismo año viaja a Kiev y visita la iglesia de San Cirilo, donde las obras
religiosas del pintor
simbolista Mijail Vrubel le producen un enorme impacto
psicológico.
El
1913, visitando los talleres de O. Zadkine y A. Archipenko,
Rostowsky conoce
a un grupo de artistas que conformarán lo que históricamente se ha dado en
denominar: las
Vanguardias Rusas.
K. Malevich, Vladimir
Tatlin, A. Rodchenko y Liubov Popova son los artistas cuya obra sirve para
definir una serie de operaciones paradigmáticas en el desarrollo del arte ruso,
desde la figuración hasta la abstracción y, posteriormente, desde el arte puro
al arte aplicado, sin excluir aspectos particulares del Diseño
Gráfico.
Desdeñando las
influencias innecesarias, Alexander
Rostowsky en la búsqueda incansable y solitaria de un nuevo lenguaje
visual que fuese compatible con los requerimientos de la modernidad y de la
sociedad rusa , opta por el Diseño Gráfico, en particular la Tipografía, como
una práctica artistica que involucra otros campos específicos del conocimiento:
Filosofía, Agricultura,
Medicinas alternativas, usos y costumbres.
A
diferencia de Malevich, Rostowsky no se
interesó por los aspectos espirituales del arte, no trabajó en el espacio real como Tatlin, ni como
Rodchenko y Mayakovsky aplicando el Diseño Gráfico a la Publicidad como
contralor del Estado.
Alexander
Rostowsky un
solitario, exilado dentro de su propia patria, supo sin embargo acompañar los cambios
fundamentales que produjo la Revolución de Octubre en su
momento.
En
1916 es rechazada, por segunda vez, su solicitud de ingreso a la
Empresa Estatal de Propaganda y Difusión , Verbouka. Este hecho lo sume en una
profunda melancolía que nunca ya lo abandonará.
Sin
otro equipaje que su desencanto abandona Moscú y se instala en Yaroslavl,
Siberia oriental, en donde monta una pequeña imprenta y el consiguiente taller de
Diseño Gráfico y Aplicaciones.
Lejos
de los vaivenes políticos, Rostowsky,
comienza a redactar los textos definitivos para el “1er. Manifiesto de la
Tipografía Inmaterial”. En realidad un diario personal, este “manifiesto” es un
verdadero documento, que hoy se conserva en la Biblioteca Privada de
Moscú.
Citamos
algunos fragmentos:
“Cae la tarde en Yaroslavl. El frío congela la tinta de imprimir. Hoy será
imposible accionar la máquina.”.
“El
frío continúa... La leche para Miuska, mi gata, que anoche dejé afuera, cerca de
la baranda, se escarchó.
Miuska
me mira con curiosidad.
Debo
terminar de armar el texto. Imposible ablandar la
tinta.
Ante
mi la caja tipográfica en blanco. Hoy no podré siquiera imprimir una
prueba.
En
Moscú, escuché en el mercado, hablan con insistencia de un siberiano llamado
Stalin.”
“Ensayo
algunas opciones debido a la insistencia del frío (50 grados bajo
cero).
Decido
abandonar todo intento por descongelar la tinta. Determinación que me lleva, casi sin
darme cuenta, a cortar delgadas tiras de papel negro, cuyo ancho estará en
relación directa con el cuerpo de la letra
elegida.
Cuanto
más pequeño el cuerpo más pequeño será el ancho de las
tiras.”
Rostowsky, en el interín, recibe una carta del Ministerio
Estatal de Cultura de Moscú, intimidándolo a volver y a integrar: “Tranvía V:
primera exposición Futurista de Pintura”,
junto a Udaltsova, Exter, Puni, Rozanova, entre
otros.
Rostowsky
aduciendo razones de salud , por cierto más cerca de la verdad que de la excusa,
rechaza toda posibilidad de
viajar y de participar en cualquier actividad
artistica.
Este
gesto, próximo al venidero de Marcel Duchamp, le valió la expulsión definitiva
del Partido y el rechazo unánime de su familia
política.
Rostowsky se
convierte en su propio mundo. Un mundo dentro de este
mundo.
“Corto cientos de tiras de papel negro. Las corto de 1
milímetro, de 2, de 3.
Afuera
la blanca nieva, sin
huella alguna, me recuerda al blanco aún intocado de la caja
tipográfica.”
“Hoy
corté, a pesar del frío y de la falta de leña seca, 75. 439 tiras para armar de
una vez por todas la pagina que me observa, en blanco.
Trabajo
en un texto traducido del inglés, una novela en verdad, que trata la historia de
un buque ballenero, su Capitán, la tripulación y la persecución de una ballena
singular. Es una novela de retratos.
Voy
por la página 249,
detenido, congelado, desde hace ya una
semana.
Debo
romper el hielo.”
Rostowsky
contrae tifus, pero finalmente se
recupera.
Solo,
al borde de la locura o la santidad, Rostowsky le
escribe desesperado a Alexei Kruchenyj solicitándole ayuda
económica.
Recibe
una respuesta de inmediato. Le encargan el diseño de un isotipo para el Partido,
con la única condición que lo firme con seudónimo. Su expulsión es aún
recordada.
Alexander, entre
el hambre y la pared acepta, y en el encuentro fortuito entre una hoz oxidada y
un martillo de herrero, diseña uno de los isotipos más conocidos del mundo
contemporáneo: la hoz y
el martillo cruzados.
Gracias
al dinero recibido, una pequeña cantidad de rublos,
Alexander vuelve
a su labor, a su obsesión.
“Página 127, segundo tomo, decido cortar las tiras
superponiendo varias hojas de papel a la vez. La cuchilla, casi un recuerdo de
cuchilla, se deja afilar
pacientemente.
Con
este ahorro de tiempo creo terminar con el libro antes de la
primavera.”
Publica en el Boletín
Suprematista un texto antológico en los fundamentos teóricos del Diseño Gráfico:
“Cliente y Diseñador, el amo y el criado”, basado en un hecho real, acontecido
en el S
XVII.
El
artículo es recibido con indiferencia, y solamente una breve esquela de adhesión
rompe el silencio. “Somos una cucaracha en
busca de su zapato”. Firmado: Franz
Kafka.
“Hoy por la mañana. Blanco afuera, blanco adentro. Guardo las tiras
en cajas de cartón numeradas en cuya tapa anoto la cantidad de tiras y a qué
página corresponden”.
“Miuska
amaneció muerta. Tuve que dejarla sobre el hielo, envuelta en una
manta.
Con
algunas tiras de papel escribo Miuska en alfabeto occidental. Utilizo para ello
Garamond italic, cuerpo
24. Obviamente el color de la tipografía es el color del
hielo.”
A
fines de 1924, Alexander se
contagia de escarlatina.
El
16 de noviembre muere a
causa de esta enfermedad en el Hospital Privado de
Moscú.
21
de diciembre de 1924 a enero de 1925: exposición póstuma en el Instituto
Stroganov de Moscú, que incluye el diseño de todas las páginas de la novela que terminó
de diseñar y armar pocos días antes de morir, así como 385.578 tiras de papel
negro, carteles viales, diseños de uniformes, y los bocetos del inacabado
monumento al tipógrafo
caído.
Al
final de su diario escribe: “Así con esta
paciencia y aceptando mis carencias, corté con adecuada precisión finas tiras de papel negro que fui
pegando, a modo de renglones, dejando en blanco los espacios correspondientes a
la tipografía.
La
página es una reja a través de la cual la mirada puede leer, mirar al
sol..”
“El
espacio que rodea la letra es su
substancia.”
Su último proyecto, no
expuesto hasta ahora y
abortado por la enfermedad seguida de muerte, consistió en una edición limitada
de un texto impreso en blanco sobre papel
blanco.
Alexander
Rostowsky en
relación con el debate
que se lleva a cabo sobre el Diseño Gráfico y sus legítimas
atribuciones, confirma con su vida y con su obra que toda forma tipográfica es
un objeto, independiente de su existencia en la realidad, un objeto situado más allá del
texto.
Eduardo
Joaquín Rodriguez, Diseñador
Gráfico colombiano, redactó este texto especialmente para la revista: “Tipografía y Religión”, Zürich, nro. 53,
1987.