Gabriela Goldberg nació en 1963. Vive en Buenos Aires donde trabaja de psicoanalista. Publicó Miserere (Editorial Rayuela, 1991) seleccionada para la Bienal de Arte Joven de ese año.
Las imágenes y escenas que se describen en los poemas de Esculturas topiarias funcionan como encantamientos. Son marcas que se inscriben en la mente del lector y lo remiten a un mundo conocido pero inesperado. Producen una sorpresa suave, sin estridencias. Objetos y acciones se presentan de un modo, si se quiere dislocado o también podríamos decir en constante deslizamiento. La experiencia que se transmite es la que acopia la imaginación o el ensueño; un estado de la percepción que conduce al desconcierto; y esta práctica, que se agradece por la forma en que nos genera nuevas preguntas, está presente en todo el libro. Una poesía atravesada además por la pintura y trabajada con una delicada música interna, donde es posible encontrar lo más concentrado del mundo garamoniano.
Gustavo López |